Dioses Y Perros - David Marqués - España
6/10
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Estamos ante una comedia con toques dramáticos, a veces brochazos de lo dura que puede ser la realidad, pero mayormente toques, nada más, 'Dioses y perros' es más comedia que drama. El espectador no sale de la proyección con un nudo en el estomago, ni con la sensación de haber visto una historia muy triste, todo lo contrario. Principalmente la película de Marqués deja un buen sabor de boca por las interpretaciones de Hugo Silva y Megan Montaner, sobre todo cuando ambos coinciden en pantalla, también por el buen humor que desprenden sus diálogos, esto mismo pasa con los que Silva tiene con Juan Codina (Fonsi), que son escasos pero muy trabajados y logrados, cómicos como el del inicio o dramáticos como la escena en la cama que comparten. Incluso la parte más dramática del argumento inicial como es la relación y minusvalía de su hermano Pablo está tratada con mucho humor y la hace incluso simpática o menos dura de ver. La parte dramática casi está dedicada al problema de Fonsi con su mujer y con la bebida.
El problema de 'Dioses y perros' si es que se puede acusar honestamente de tener algun problema, reside en su final, un final de corta y pega. Subir una montaña paso a paso para luego tirarte desde arriba al vacio es un movimiento totalmente erróneo cometido por el director. Realmente parece que Marqués tuviera este final guardado en algún cajón de su memoria y tras horas sin saber cómo cerrar un guion adaptado decidiera pegarlo aquí. Su precipitado final desmerece el conjunto que sin ser excelente cumplía sus propósitos de entretenimiento, y a la que su duración, 84 minutos, ayudaba mucho. Ni me gusta ni me disgusta Hugo Silva, pero reconozco que el personaje de Pasca le va como anillo al dedo: ese humor negro, grotesco, esas contestaciones a todo el mundo sin importarle nada las consecuencias y siendo muy consciente de cada palabra que sale por su boca, esa falsa arrogancia a la que se le ve la cara, en los actos de amistad que tiene con Fonsi, en la reacción ante la caída de su hermano, la coraza que Pasca crea tras un gran hecho dramático importante en la trama es de un tamaño superior a la puerta de Mordor: más que impenetrable es indestructible. Y en ese juego Hugo Silva completa una actuación sobresaliente: al Cesar lo que es del Cesar. Grata sorpresa también Megan Montaner como Adela, su personaje de habla incesante capaz de rasgar esa coraza anteriormente nombrada simplemente con su personalidad activa y llena de vida: te sacas más de una y más de dos sonrisas en sus momentos con Pasca. Y un minipunto porque no, para Juan Codina, que también hace un papel más que aceptable, dominando tanto los momentos dramáticos como los cómicos con gran naturalidad. Y esa es otra de sus virtudes principales: lo casero, y amateur (o para ser un poco más hipsters lo llamaremos indie), de su propuesta consigue unas actuaciones muy buenas y algunas escenas bastante notables.
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