viernes, 8 de julio de 2016

IN THE CROSSWIND


In the Crosswind (Risttuules) - Martti Helde - Estonia

Alguna vez has visto una fotografía y has deseado entrar en ella para poder verla desde otro ángulo o para poder vivir ese instante? Pues eso es lo que hace 'In the Crosswind', una película diferente, bellísima y terrible a la vez, en definitiva y para definirla en una palabra, una película única. Entiendo que disponerte a ver una película estoniana en blanco y negro requiere de una gran voluntad y si encima en la mayoría del metraje te dicen que los actores no mueven ni una pestaña, ya el acto de fe se agiganta. Muchos dirán que es una locura, una perdida de tiempo o simplemente un acto de pedantería. Yo lo he enfocado como una manera diferente de que me cuenten una historia y a pesar de mi escepticismo inicial, la verdad es que la película me ha capturado desde el minuto inicial. Tiene un magnetismo especial que te sumerge en ella y ya no puedes salir. No soy amante del cine experimental, de autor o similares. Me gusta el cine normal, convencional, pero en contadas ocasiones arriesgo y normalmente me acabo comiendo algún que otro marrón. No es el caso de 'In the Crosswind' o 'Risttuules' como se titula en estoniano, una película que nos narra parte del a veces olvidado holocausto soviético perpetrado por Joseph Stalin. Basada en las cartas reales que escribió la deportada Erna Tamn a su marido Heldur. En ellas se nos relata como durante el año 1941, y sin previo aviso miles de ciudadanos de Estonia, Letonia y Lituania son expulsados de sus hogares, separados de sus familias y conducidos hacia Siberia. Mediante estas cartas, Erna, nos describirá los abusos, la perdida de humanidad, el dolor y la desesperanza que padecerán estas cientos de miles de personas. Sorprendentemente es la primera película de su director, Martti Helde. Y es sorprendente, porque la maestría con la que mueve la cámara no es normal en una opera prima, además de la valentía de elegir narrar la historia mediante 'tableux vivants', es decir los actores están inmóviles y la cámara pasea por estos cuadros con maravillosos planos secuencia. Por momentos la película consigue tener una belleza atroz. Personalmente el tramo de la ejecución me dejo boquiabierto y con los pelos de punta. La dureza del relato contrasta con la preciosa y poderosa fotografía en blanco y negro a cargo de Erik Põllumaa. Martti Helde, además de la portentosa imagen, también se apoya en la voz en off de Erna, fantásticamente interpretada por Laura Peterson, que nos lee con una gran sensibilidad las cartas que envió a su marido. El director también utiliza el sonido de manera adecuada para que la historia fluya y consiga tener vida propia. Una película arriesgada, muy diferente a todo y que tiene algún punto en común con la excelente 'El Hijo de Saul', la ganadora del Oscar de habla no inglesa de este año, porque ambas han escogido una técnica muy particular para narrar la historia del holocausto, tantas veces contadas en el cine. No la recomendaría a la gran mayoría del publico, pero si disfrutasteis con por ejemplo la 'Blancanieves' (2012) de Pablo Berger o con 'La Novia' (2015) de Paula Ortíz, creo que podréis apreciar esta fantástica cinta. Una película única.

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