The Game - David Fincher - 1997
7/10

La sensación que siempre me produce ver este tercer trabajo de Fincher es la de que 'Seven' se llevó todas las buenas ideas o mejor dicho, se benefició de todas las grandes ideas que tanto Fincher como su guionista Andrew Kevin Walker fueron capaces de aplicarle. Para muestra un botón, el giro final, en una es la pieza comercial que la elevó a lo más alto y en la otra es, de largo, la parte menos creíble y el estorbo más grande del film. Ni comparo ni afirmo que sean similares, iguales o que ambas me transmitan las mismas sensaciones. 'Seven' es una obra maestra de principio a fin y 'The Game'...es la hermana fea. No hay más. 'The Game' es Danny de Vito en 'Twins'. Esta pieza de relojería fabricada con esmero por Fincher basa todo su potencial en el despiste, en mostrar la cantidad justa y necesaria de información para que el espectador no sepa más de lo debido hasta llegar a la escena final. El realizador americano no trata en ningún momento de que empaticemos con Nicholas, al contrario, en ciertos momentos nos causa hasta molestia algunos de su comportamientos. Fincher quiere que acompañemos y nos sintamos tan desorientados como él, que no sepamos más que lo que el propio Van Orton sabe de lo que está pasando. 'The Game' es un thriller que no aspiraba a otra cosa que a estar en la lista de los mejores thrillers de la historia aportando un nuevo giro de tuerca con su final, un simple juego, valga la redundancia, que Fincher rodó como tal. Una vez la maquinaria de situaciones extrañas se pone a funcionar, el personaje de Michael Douglas entra en una espiral donde el tiempo parece no pasar, el drama viene fijado por la relación con su hermano Conrad, extrovertido, despreocupado y al que Nicholas ayudó en el pasado sumado al suicidio de su padre que por desgracia presenció. Todos los factores dramáticos incrementan esa soledad arisca de Van Orton, su trato con todo el mundo sin excepción es de lo mas repulsivo, seco y antipático. Las escenas con la camarera, con su ama de llaves, con su ex-mujer, con el mendigo del callejón, con el hombre que le pide papel en el baño. Típico triunfador que no acepta la derrota, inmerso en su propios pensamientos. El final es la parte más floja aunque todo en la película este enfocado a él, las pocas situaciones y diálogos que se dan en los 20 minutos finales están más que cogidos por los pelos, los 'y si...' se multiplican en cualquier conversación cinéfila que salga este film nombrado. El suspense hasta ese punto esta generado más por la potencia de sus imágenes visuales y su banda sonora que por la historia en cuestión y donde el espectador, llegado a ese punto, anda ya más que desorientado, anda agotado. Verdaderamente hay quien la considera la peor película de David Fincher, quizás estén en lo cierto, desde luego las tiene mejores como fueron 'Seven', 'Fight Club' o la actual 'Gone Girl', pero si todas las películas malas tuvieran la elegancia y atención al detalle que tiene esta 'The Game' o mismamente 'Panic Room', yo, me doy por satisfecho. Tramposamente entretenida o entretenidamente tramposa. En cualquier caso, hay que reconocer que el primer visionado es el mejor, los siguientes son inútiles, los pocos detalles nuevos que se descubren son inservibles para renovar la valoración. La banda sonora está firmada por el ganador de 3 Oscar de la academia y habitual de Fincher, Howard Shore. Sus oscuras composiciones para 'The Game' son geniales aunque algo repetitivas, el piano pausado incrementa ese mundo solitario de Nicholas Van Orton en las escenas que este se encuentra sólo en la mansión y es el mismo piano con esas notas continuas y alejadas del resto las que en los momentos de suspense lo aísla dejándolo a merced de las circunstancias. Nada estridente y con un pulso firme es una de las piezas de la balanza para que 'The Game' mantenga un tono general que acompañado de la fotografía potente de un primerizo Harry Savides, que venía de estrenarse con 'Heaven´s Prisoners', lleven a muchos de los detractores de este film a despreciarla como les gustaría. Un thriller pulido y perfeccionado durante años como si de un reloj suizo se tratara y quizás sea esto mismo lo que le resta interés, quiero decir, un reloj clásico por muy perfecto que sea no pasa de dar la hora y poco mas, quizás cuando la alarma suene salga un pájaro, o una princesa, o un caballero armado, pero de ahí, no pasa, es un reloj y su función es dar la hora, como la de 'The Game' es embaucar al espectador con un guión donde 2+2 no son 4 sino 25, donde la suma de los factores sí altera el producto. Un simple juego, un juego de transición que Fincher matizó tanto como le fue posible y del que sinceramente nadie podría haber sacado más jugo.
0 comentarios:
Publicar un comentario