jueves, 12 de noviembre de 2015

LES YEUX SANS VISAGE


Les Yeux Sans Visage - Georges Franju - Francia
8/10
 
Hammer fue la principal productora de cine de terror británico durante los años 50 llevando a los monstruos clásicos a la gran pantalla. Precisamente debido a ese gran éxito llegaron films como 'The Innocents' en un intento por desmarcarse del terror clásico hacia el psicológico contando para ello con un gran presupuesto. El cine de terror moderno no llegó a Francia hasta que el productor Jules Borkon decidió aventurarse en dicho mercado otorgando al director Georges Franju , la realización de 'Les Yeux Sans Visage'. Criado en el cine mudo junto a George Melies, Franju aceptó no sin ser antes advertido por Borkon en cuanto a la censura reinante en Europa, debía haber poca sangre, ningún animal podía sufrir daños y tampoco podía existir la figura del científico enajenado. Franju para semejante tarea se alió con los escritores Pierre Boileau y Thomas Narcejac, novelistas con trabajos que ya habían sido adaptados al cine con grandisimo éxito como 'Les Diaboliques' en 1955 de Clouzot y 'Vertigo' en 1958 de Hitchcock.  'Les Yeux Sans Visage' es una adaptación de la novela popular escrita por Jean Redon, seudónimo de Frédéric Dard, para una serie de publicaciones de la editorial Fleuve Noir en marzo de 1959, concretamente la número 56 de la colección 'Angoisse'. Definitivamente, 1960 es uno de los años mas prolíficos para el thriller donde se llegaron a estrenar junto a esta maravillosa 'Les Yeux Sans Visage' otras obras de culto como la americana 'Psicosis' de Hitchcock y la británica 'Peeping Tom' de Michael Powell. Gran año para el cine.



88 minutos para contarnos la historia del doctor Génessier (Pierre Brasseur), un cirujano parisino de mediana edad, serio y profesional que trabaja en una distinguida clínica de la capital francesa. Mientras, su fría y manipuladora ayudante Louise (Alida Valli), se dedica a raptar chicas con aspecto similar a Christiane (Edith Scob), la hija del doctor, que vive recluida en la habitación mas alta de la mansión, Christiane tiene el rostro cubierto por una mascara debido a un accidente de trafico que le desfiguró la cara por completo y del que acusa directamente a su padre, quién no sólo acepta la culpa sino que intenta redimirse tratando de devolverle un aspecto normal. A ratos bellamente pausada, a ratos bellamente explícita y todo sin perder un ápice de interés. Un terror generado a fuego lento y con pocos personajes donde se sugiere mas que se nos cuenta. Algunos planos y escenas son puro lirismo, puro arte, sobretodo en las que aparece Christianne, al inicio en la cama de espaldas mientras conversa con su padre al que odia por dejarla en ese estado y también por los métodos que usa para intentar curarla o cuando vaga por la mansión tras esa máscara tan inexpresiva. Edith Scob era una novata por aquel entonces pero supo aprovechar al máximo las únicas dos ventanas por las que podía transmitir al publico los deseos y sensaciones de Christiane. Pierre Brasseur como el doctor Génessier ofrece un registro que invita a empatizar con su personaje hasta lo mas profundo. Su semblante serio y su voz grave y directa así como el trato con todos los otros personajes que nada saben sobre lo que ocurre (el padre de la primera chica, los miembros del hospital, el niño enfermo) nos confirma que no estamos ante un doctor desquiciado y psicótico, no es un psicópata y mucho menos alguien que mata por placer. Su único propósito es curar a su hija para así poder seguir viviendo sin ese sentimiento de culpa que lo tiente totalmente frustrado y capaz de concentrarse en nada más.

 
Una fábula paterno-familiar con alto contenido dramático y algunos momentos realmente escabrosos como la escena de la operación donde no sólo se nos detalla minuciosamente la misma sino que todo lo relacionado a esta y a sus resultados son tratados casi como un documental al uso. La operación es la pedrada en el coche del espectador un jueves por la noche de camino a casa. Ese momento en que uno abre los ojos para no perder detalle de lo que esta ocurriendo. Hay tanto en 88 minutos que desde luego su disfrute aumenta con cada visionado. La idea de poner el quirófano clandestino pasando la habitación que custodian las diferentes jaulas de perros con las que el doctor practica es brillante así como la de acompañar a Louise en sus batidas de caras con la música del veterano y triplemente oscarizado Maurice Jarre, un genio de las bandas sonoras como demuestran sus trabajos en películas tan conocidas como 'Lawrence de Arabia', 'The Longest Day', 'Jacob's Ladder', 'Top Secret', 'Ghost', 'A Passage to India', 'Doctor Zhivago' o 'The professionals'. Y al mando de la fotografía, otro monstruo, Eugen Schüfftan. Schüfftan inició su carrera con Fritz Lang, casi nada, y fue un habitual de directores como Robert Siodmak y Marcel Carné. Además, inventó una técnica con la que mediante espejos era capaz de miniaturizar cualquier personaje dentro de una película (usada en 'Metropolis' en 1927). 'Les Yeux Sans Visage' es toda una película de culto de la que han bebido muchas producciones. En 1961 fue la italiana 'Atom Age Vampire', en 1962 la española 'Gritos en la noche', en 1968 'Corruption' y en 1988 'Faceless' incluso si solo nos ceñimos al hecho de transplante de caras tenemos en 1997 'Face off' y 'Abre los ojos', sin olvidarnos claro, del referente más actual, la brillante producción de Pedro Almodóvar, 'La piel que habito' con una superlativa banda sonora de Alberto Iglesias.

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