Pompeii - Paul W.S. Anderson - Estados Unidos
2/10
El director británico Paul W.S. Anderson y su primer péplum sobre la catástrofe de 'Pompeya' deja mucho que desear. Inconsistente y aburrida en todos sus aspectos.
El encargado de llevar la saga del famoso videojuego 'Resident Evil' a la gran pantalla firma esta nueva película en la que se nos relata la caída del ciudad de Pompeya en el año 79 d.c. tras la erupción del monte Vesubio. La historia a priori pinta muy bien, un peplum con una historia conocida por todos y buenos actores reconocidos y seguidos internacionalmente. Los papeles principales están repartidos entre el famoso John Snow de 'Juego de Tronos', hablamos del británico Kit Harington, que da vida a Milo, el chico de la película. Su némesis el senador Corvus es el norteamericano Kiefer Sutherland. Su mano derecha es Proculus interpretado por Sasha Roiz ('Caprica', 'Grimm'). A ellos se suman Emily Browning ('Sucker Puch') que interpreta a Casia, y el amigo fiel, Atticus, queda en manos de Adewale Akinnuoye-Agbaje ('Perdidos', 'G.I.Joe'). Acompañando a estos, un matrimonio formado dos caras muy conocidas, Carrie-Anne Moss, la intrépida Trinity de 'Matrix', como Aurelia y Jared Harris famoso por sus papeles como David Robert Jones en 'Fringe' o Lane Pryce en 'Mad Men', como Severus.
Como en todas sus películas, Anderson produce el film pero en este particular caso no ha participado en la redacción del guión que ha corrido a cargo de Janet Scott, Lee Batchler ('Batman Forever') y Michael Robert Johnson ('Sherlock Holmes'). Hasta aquí, todo o mas menos bien, un potente reparto que no esta nada mal pero que falla en lo más simple, hacer creíbles sus interpretaciones. Algo similar a lo que pasa con el equipo técnico, ni es el mejor director ni son los mejores guionistas del panorama cinefílo actual, pero han trabajado varias veces juntos con resultados cuanto menos aceptables y rentables -a la luz de los números de los trabajos citados- algo que a priori pudo habernos dado como resultado un film más ameno y entretenido. Las películas dirigidas por este británico de casi 50 años son conocidas son por ser simples blockbusters. En ellos la gente encuentra diversión asegurada acompañada de buenos detalles para darle un toque diferente. El responsable de la magnífica 'Horizonte final' (1997) se adentra en un terreno nuevo y ajeno para él, el peplum. El género de películas de romanos o sandalias exige otro enfoque distinto que trascienda la obvia rentabilidad comercial como ocurre en la mayoría de producciones del director inglés. Anderson sabe garantizar la comercialidad del producto. Dirigió su primera adaptación de un vídeojuego en 1995 con 'Mortal Kombat' para después hacer lo propio con la saga 'Resident Evil' a la que supo revitalizar en sus dos últimas entregas, 'Resident Evil: After Life' y 'Resident Evil: Venganza'. Si observamos el resto de su filmografía encontramos que muchos de los títulos dirigidos por este director son puros blockbusters con no muy buenas valoraciones, 'Death Race', 'Soldier', 'Aliens vs. Predator', 'Los 3 Mosqueteros', todo adaptaciones y lo más importante a tener en cuenta es que, salvo 'Los 3 Mosqueteros', todos sus trabajos se han movido dentro del campo de la ciencia-ficción. A pesar de que 'Pompeya', se trata de un evento histórico y conocido por todos, Anderson es incapaz de hacerlo cercano al espectador. Domina bien los resursos pero no las líneas dramáticas. Por eso nos llama la atención que la parte más llamativa de todo el largometraje sea la explosión del monte Vesubio generada mediante efectos especiales. Y será en la historica, donde Anderson acabe perdiéndose. Puede que sea debido a un exceso de celo en la labor descriptiva, porque ha trabajado estrechamente con todo el equipo para recrear la ciudad de Pompeya al detalle: calles, casas, burdeles, bares, ropas, joyas, armas, etc. Es un lastima porque hay un elaborado trabajo de producción que no se ha rentabilizado con un sólido argumento dramático. Por eso el espectador acaba hastiado de detalles y falto de profundidad en personajes y de relaciones entre ellos.
Entonces, ¿dónde falla 'Pompeya'? Practicamente en su totalidad. No existe ningún elemento a destacar en sus 105 minutos de proyección. No posee una narración atractiva. Es una exhausta labor intentar empatizar con alguno de los protagonistas. Resulta un tanto inverosimil la historia de amor que se nos vende, y es incapaz de contarnos una manera decente este hito histórico tan importante. Pero lo peor de todo es que no consigue rentabilizar las luchas de gladiadores, que a pesar de que son lo más destacable del metraje, acaban siendo más bien escasas y cortas. Su única baza, y el único atractivo que puede que encuentre el espectador son los espectaculares efectos especiales. Impresiona esa erupción del monte Vesubio, el maremoto, el tsunami y sus trágicas consecuencias que si merecen realmente su visionado pero, para colmo, todo esto se acumula al final y un breve espacio de tiempo. Su exhaustiva preproducción – porque tardaron más de seis años en el proceso de documentación- no se ha visto traducido en el film. Los diálogos en momentos muy concretos parecen improvisados. La historia de Milo hasta llegar a Pompeya no es creíble para nada. El personaje de Sutherland, el senador Corvus, está tan estereotipado como desaprovechado, y posee poquisimos minutos en pantalla, al igual que Carrie-Anne Mos o Jared Harris que simplemente están ahí para engrandecer el reparto, sus actuaciones se podrían considerar hasta cameos. Atticus, el amigo fiel de nuestro héroe casi se podría decir que es lo mejor de toda la película en cuanto a actuaciones se refiere y eso que a veces incluso llega a parecer más un bufón que un gladiador. Todo esto junto con la inexpresividad facial de la pareja de enamorados protagonista hace que podamos considerar 'Pompeya' como un catástrofico espectáculo y por lo tanto que me cueste recomendarla.