domingo, 14 de diciembre de 2014

THE GAME


 The Game - David Fincher - 1997
7/10

Difícil empresa a la que se enfrentó David Fincher tras reinventar el género thriller cuando dirigió en 1995, 'Seven'. Aunque la historia que precede a 'The Game' viene de antes: concretamente casi 4 años antes que el film protagonizado por Pitt y Freeman viera la luz. En 1991, John Brancato y Michael Ferris ('Terminator 3 y 4', 'Surrogates') escribieron el guión original de la película que terminó comprando Metro Goldwyn Mayer para posteriormente ser usado por la productora Propaganda Films. En ella, Kyle MacLachlan y Bridget Fonda iban a ser los protagonistas, dirigidos por Jonhatan Mostow, pero el rodaje que supuestamente iba a comenzar a principios de 1993 sufrió un nuevo cambio unos meses antes ya que, en 1992 el proyecto pasó a manos de Polygram Filmed Entertaiment sin Mostow al mando en la dirección y convertido en productor ejecutivo de la misma. Fue Steve Golin (productor de 'Being John Malkovich', 'Eternal sunshine of the spotless mind', 'Babel') quien compró el guión a MGM y se lo entregó a un Fincher que venía de rodar 'Alien 3'. La experiencia al frente de la tercera entrega de la famosa saga de ciencia-ficción se resume en esta frase que el director dijo: 'I thought I'd rather die of colon cancer than do another movie.' En su mesa estaban ambas propuestas y el realizador americano decidió empezar con 'The Game' antes que con 'Seven', pero cuando Brad Pitt dio el ok a protagonizar la película, esta obtuvo prioridad. Este hecho le fue de perlas a 'The Game', pues el éxito de 'Seven' ayudó a incrementar el presupuesto que la productora le tenía asignado inicialmente. El director solicitó la ayuda de Andrew Kevin Walker con quien terminaba de trabajar para adaptar y pulir detalles del guión original de 'The Game' en el que, entre otras cosas, ambos dieron al personaje de Nicholas Van Orton el matiz perfecto para crear un hombre totalmente apático, cínico y odioso a más no poder. La elección y visto bueno de Michael Douglas para el papel protagonista fue el pistoletazo de salida para empezar a rodar la producción pese a que este al principio se mostrara un poco reticente debido a la escasa fama de la distribuidora por aquel entonces. Un año antes de su estreno, en el Festival de Cannes de 1996, Polygram anunció que Jodie Foster sería la coprotagonista junto a Douglas, pero Fincher se sentía incómodo poniendo a una estrella de su calibre en un rol secundario e incluso pensó en reescribir el papel de Conrad Van Orton y convertirlo en la hija del mismo para que Foster pudiera interpretarlo. Tras hablar con ella se descubrió un problema de fechas ya que la actriz norteamericana iba a rodar próximamente la adaptación de la novela de Carl Sagan, 'Contact', con Zemeckis y le era imposible participar en la película. Tras el no de Foster se preguntó a Jeff Bridges, pero este no aceptó, quizás porque se acababa de estrenar su último trabajo a finales de 1996, 'The love has two faces', y tenía en su mano el papel de The Dude en 'The Big Lebowski'. Finalmente sería Sean Penn quien daría vida a Conrad Van Orton. El film se estrenó el 12 de septiembre de 1997. Habían pasado ya seis años desde que Brancato y Ferris escribieran aquel primer guión. Un inversor económico millonario, irascible, cínico y lleno de manías llamado Nicholas Van Orton (Michael Douglas) recibe durante una reunión con su hermano Conrad (Sean Penn), una invitación exclusiva para participar en CRS, una empresa dedicada al entretenimiento capaz de ofrecer la experiencia definitiva a clientes en busca de sensaciones nuevas. Aunque al principio Nicholas se muestra reacio termina aceptando la invitación de Conrad y se inscribe en el CRS. A partir de ese momento una serie de sucesos extraños empezaran a ocurrir en la vida del arisco millonario donde nada ni nadie es lo que parece ser. Tras parir 'Alien 3', Fincher tuvo gemelas. Dos bellas y hermosas cintas a las que el realizador americano crió y aplicó todos sus conocimientos, aunque no de manera equitativa. Con la llegada de la pubertad y tras ello la madurez, la más joven de ambas rápidamente encontró pareja estable en detrimento de la mayor, que seguía soltera y sin tener claro que hacer con su vida. El éxito personal y sobretodo profesional de 'Seven' sobrevino en una inyección de moral y ánimo para su hermana mayor ayudándole por fin a salir de esa depresión en la parecía estar a punto de abocarse. Una vez la vida de 'The Game' se estabilizó tanto a nivel sentimental como profesional pudo al fin, sentirse libre, sentirse película.



La sensación que siempre me produce ver este tercer trabajo de Fincher es la de que 'Seven' se llevó todas las buenas ideas o mejor dicho, se benefició de todas las grandes ideas que tanto Fincher como su guionista Andrew Kevin Walker fueron capaces de aplicarle. Para muestra un botón, el giro final, en una es la pieza comercial que la elevó a lo más alto y en la otra es, de largo, la parte menos creíble y el estorbo más grande del film. Ni comparo ni afirmo que sean similares, iguales o que ambas me transmitan las mismas sensaciones. 'Seven' es una obra maestra de principio a fin y 'The Game'...es la hermana fea. No hay más. 'The Game' es Danny de Vito en 'Twins'. Esta pieza de relojería fabricada con esmero por Fincher basa todo su potencial en el despiste, en mostrar la cantidad justa y necesaria de información para que el espectador no sepa más de lo debido hasta llegar a la escena final. El realizador americano no trata en ningún momento de que empaticemos con Nicholas, al contrario, en ciertos momentos nos causa hasta molestia algunos de su comportamientos. Fincher quiere que acompañemos y nos sintamos tan desorientados como él, que no sepamos más que lo que el propio Van Orton sabe de lo que está pasando. 'The Game' es un thriller que no aspiraba a otra cosa que a estar en la lista de los mejores thrillers de la historia aportando un nuevo giro de tuerca con su final, un simple juego, valga la redundancia, que Fincher rodó como tal. Una vez la maquinaria de situaciones extrañas se pone a funcionar, el personaje de Michael Douglas entra en una espiral donde el tiempo parece no pasar, el drama viene fijado por la relación con su hermano Conrad, extrovertido, despreocupado y al que Nicholas ayudó en el pasado sumado al suicidio de su padre que por desgracia presenció. Todos los factores dramáticos incrementan esa soledad arisca de Van Orton, su trato con todo el mundo sin excepción es de lo mas repulsivo, seco y antipático. Las escenas con la camarera, con su ama de llaves, con su ex-mujer, con el mendigo del callejón, con el hombre que le pide papel en el baño. Típico triunfador que no acepta la derrota, inmerso en su propios pensamientos. El final es la parte más floja aunque todo en la película este enfocado a él, las pocas situaciones y diálogos que se dan en los 20 minutos finales están más que cogidos por los pelos, los 'y si...' se multiplican en cualquier conversación cinéfila que salga este film nombrado. El suspense hasta ese punto esta generado más por la potencia de sus imágenes visuales y su banda sonora que por la historia en cuestión y donde el espectador, llegado a ese punto, anda ya más que desorientado, anda agotado. Verdaderamente hay quien la considera la peor película de David Fincher, quizás estén en lo cierto, desde luego las tiene mejores como fueron 'Seven', 'Fight Club' o la actual 'Gone Girl', pero si todas las películas malas tuvieran la elegancia y atención al detalle que tiene esta 'The Game' o mismamente 'Panic Room', yo, me doy por satisfecho. Tramposamente entretenida o entretenidamente tramposa. En cualquier caso, hay que reconocer que el primer visionado es el mejor, los siguientes son inútiles, los pocos detalles nuevos que se descubren son inservibles para renovar la valoración. La banda sonora está firmada por el ganador de 3 Oscar de la academia y habitual de Fincher, Howard Shore. Sus oscuras composiciones para 'The Game' son geniales aunque algo repetitivas, el piano pausado incrementa ese mundo solitario de Nicholas Van Orton en las escenas que este se encuentra sólo en la mansión y es el mismo piano con esas notas continuas y alejadas del resto las que en los momentos de suspense lo aísla dejándolo a merced de las circunstancias. Nada estridente y con un pulso firme es una de las piezas de la balanza para que 'The Game' mantenga un tono general que acompañado de la fotografía potente de un primerizo Harry Savides, que venía de estrenarse con 'Heaven´s Prisoners', lleven a muchos de los detractores de este film a despreciarla como les gustaría. Un thriller pulido y perfeccionado durante años como si de un reloj suizo se tratara y quizás sea esto mismo lo que le resta interés, quiero decir, un reloj clásico por muy perfecto que sea no pasa de dar la hora y poco mas, quizás cuando la alarma suene salga un pájaro, o una princesa, o un caballero armado, pero de ahí, no pasa, es un reloj y su función es dar la hora, como la de 'The Game' es embaucar al espectador con un guión donde 2+2 no son 4 sino 25, donde la suma de los factores sí altera el producto. Un simple juego, un juego de transición que Fincher matizó tanto como le fue posible y del que sinceramente nadie podría haber sacado más jugo.

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