Halloween II - Rob Zombie - Estados Unidos
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'Halloween II' es la recreación cinematográfica del Síndrome de Estrés Postraumático (SEPT) que sufren aquellos que lograron salir vivos (pero no ilesos) del regreso de Michael Myers a su Haddonfield natal. En primer lugar, la protagonista, Laurie, acosada por terribles pesadillas desde hace años (como la que se ilustra al comienzo del film) a las que intenta combatir con terapia y medicación con escasos resultados. En uno de los momentos mas impactantes vemos como empieza a sufrir violentos ataques psicóticos incluso estando despierta. Su amiga Annie, en cuya casa vive ahora junto al padre de esta, parece haber superado de manera mas eficiente dicho trauma pero el hecho de que nunca la veamos fuera de su casa nos hace pensar en un encierro voluntario debido a las cicatrices que le cruzan el rostro como estigmas imborrables. En cambio, el doctor Samuel Loomis ha canalizado el sentimiento de culpa que le atenaza por sentirse responsable de los sangrientos actos de su expaciente a través de una actitud arrogante y despótica que le ha servido para sacar pingües beneficios de la tragedia con sus best-sellers. Un rótulo nos informa que han transcurrido dos años desde los acontecimientos narrados en 'Halloween' (2007). El origen, pero bien podían haber sucedido la semana anterior: el horror ha quedado grabado en su consciencia, pasando a formar parte de su existencia. Les acompañará siempre, siendo más oscuro que su propia sombra, atrapados en una perpetua no-vida. ¿Y Michael Myers? Rob Zombie invierte gran parte del metraje de 'Halloween II' para mostrar, de manera paralela, el desarrollo de la vida de dichos personajes mientras Michael vuelve a casa. De esta manera, consigue mantener la mirada materialista del personaje y el mundo que le rodea -subrayando la monstruosa envergadura de su presencia, vestido con sucios harapos, con su cara cubierta por una capucha y luciendo una frondosa barba; la terrible fisicidad de sus ataques, cuya planificación rehuye cualquier estilización para convertirle en una máquina de matar, directa y eficaz- y, a la vez, devolverle de manera hábil el enfoque sobrenatural original: como indicaba Tonio L. Alarcón en su crítica en Dirigido por (nº 417, diciembre de 2011), Myers parece invocado por sus víctimas, es atraído por ellas. De esta manera, Zombie enlaza con la idea expresada por Carpenter que hacía de su asesino una manifestación material del hombre del saco, imposible de detener pues la mera creencia en su existencia, y el miedo resultante, le da vida.
'Halloween II' hace gala de un desarrollo cadencioso, incluso de cierta morosidad, con una estructura episódia, dividiendo la película en los días de la semana (algo que será fundamental en su posterior 'The Lords of Salem'), lo cual, unido al devastador panorama anímico de sus personajes, dota al conjunto de un tono alucinado. Los numerosos flashes oníricos que jalonan el relato no sólo inciden en esa irrealidad sino que sitúa al espectador en un panorama exclusivamente mental. En estas secuencias, Michael es guiado por el espíritu de su madre muerta, convertida en un tétrico y hermoso fantasma, y se ve a sí mismo como un niño, lo que evidencia que su mente se detuvo en el momento en que mató a su familia, a los once años. El contraste de esta peculiar atmósfera tendente a la abstracción y cómo es agredida por el abrasivo sentido materialista del horror que tiene su director a través de los cruentos asesinatos de Myers, toda una apisonadora de demolición cárnica, convierte el visionado de 'Halloween II' en una pesadillesca experiencia, un tobogán que nos arrastra a un universo fracturado en el que el horror y la demencia son fuerzas que viajan a través de nuestro código genético y de las que no se puede escapar. En la escena final en el interior de la cabaña, las luces del helicóptero y las de los coches de policía convierten el escenario en un infierno estroboscópico que refleja el grado de fragmentación al que han llegado las mentes de todos los involucrados. Una de las herramientas narrativas mas empleadas por Zombie en 'Halloween II' es el montaje paralelo con el que va tejiendo una red que une a los personajes, atándoles y guiándoles a un destino fatídico e inevitable. Rob Zombie nos viene a decir que la figura del asesino en serie siempre es una manifestación del Mal y que, por lo tanto, nunca descansará hasta terminar su trabajo, aunque para ello hagan falta varias secuelas. La utilización de la cámara lenta, e incluso del plano congelado, en los ataques de Myers es la mejor exposición escénica de la capacidad del Mal para violentar nuestra realidad, para derribar de una cuchillada esa ilusión de seguridad que intentamos construir día a día, quizás porque somos conscientes de que el hombre del saco se agazapa en las sombras, detrás nuestro, y siempre vuelve.
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