E.T.: The Extra-Terrestrial - Steven Spielberg - Estados Unidos
9/10
La música de John Williams, la icónica imagen de una bicicleta recortada en pleno vuelo frente a un orbe lunar brillante,un trepidante y emotivo ultimo tercio fueron algunas de las bazas que convirtieron a 'E.T.: The Extra-Terrestrial', en el año de su estreno, en la película mas taquillera de la historia hasta ese momento,sin embargo, creo que existen otros motivos igual de poderosos para que este clásico de los 80 aun forme parte del imaginario popular,uno de esos puntos fuertes es sin duda la amistad forjada entre Elliot (Henry Thomas), un niño aislado y solitario,que encuentra la salvación en una criatura venida de las estrellas,torpe y milagrosa. La identificación entre el niño y el alienigena es absoluta ya que el primero tiene una familia que no le comprende,y el segundo ha sido abandonado por ella en un planeta extraño. Ambos son,en cierto modo,huérfanos,y el mayor hallazgo de la película es contar su amistad respetando a rajatabla su punto de vista en un mundo donde los adultos están ausentes o son una amenaza,precisamente ese punto de vista da alas a Spielberg para defender la fe en la magia como método de supervivencia y así poder tocar la fibra sensible del publico con desarmante honestidad,cuando me refiero a la fe,quiero decir la fe como virtud infantil por antonomasia,esa misma fe que hace volar bicicletas,curar dedos heridos tras un corte,esa que de manera sutil introduce Spielberg en la secuencia de Gertie y Mary leyendo Peter Pan cuando baten palmas intentando resucitar a Campanilla. Spielberg concibe aquí la infancia como un reino autónomo, portador de valores imperecederos,en clara y eterna oposición al mundo de los adultos.El espíritu infantil no es una entelequia: todos hemos sido niños una vez,y el cúmulo de experiencias de la infancia deja una huella indeleble en la personalidad. Si algún adulto duda de ello le recomiendo volver a dejarse sublimar por una película eterna como es 'E.T.: The Extra-Terrestrial', se darán cuenta de que se sienten irremediablemente atraídos por las historias infantiles,que casi siempre...son fantásticas.
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