6/10
Aunque esta película se estrene en nuestro país en unos días, ya vio la luz en su ciudad natal, Francia, en 2013. Es una adaptación de la novela de Stefan Zweig, ‘Un viaje al pasado’ y la acción se lleva a cabo en la Alemania de 1912, dónde un jóven, Friedrich Zeitz (Richard Madden) encuentra un nuevo trabajo en el que coge una gran confianza con su jefe, Karl Hoffmeister (Alan Rickman) (Severus Snape en la saga de Harry Potter) llegando incluso a sustituirle dado el avance de su enfermedad y a adentrarse en la vida privada del mismo, viviendo entre su familia e incluso enamorándose de su esposa, Lotte Hoffmeister (Rebecca Hall), con la que comenzará una historia de amor complicada ya que se verán obigados a separase por trabajo y a reunirse años después. Este drama romántico en cuanto a la trama no tiene mucho peso. En primer lugar, si tan claro vamos a tener desde el primer momento que
se ven, que entre este joven y la esposa del jefe, va a ocurrir algo, no
creo que fuera necesario alargar tanto el supuesto enamoramiento.
Aparte que deja bastante que desear porque ni si quiera hay mucha pasión
entre ellos, falta química por su parte cómo para que el espectador
pudiera creer que fueran a esperarse durante tanto tiempo, aunque vaya a
suceder porque es lo que sucede en las películas con este tipo de
romances. Por otra parte, haciendo hincapié al título de la película,
desde el principio esperas que ocurra cierta promesa por parte de algún
personaje que sea la que denote la trama, que obviamente está (sino qué sentido tendría) pero te hace pensar que no existiera, ya que a mi parecer tarda demasiado en llegar. Es más, si se va a tardar tanto en denotar algo tan importante al menos
debería crearse expectación y sin embargo la promesa que se hacen y su
cumplimiento (volver a encontrarse) se desarrolla tan rápido que
apenas se acepta que realmente haya pasado tanto tiempo desde que los
enamorados se hicieron la promesa y él vuelva.. Por tanto, apenas
sientes empatía hacia estos dos personajes cuando sufren por no poder
verse, ni cuando él vuelve que ocurre sin emoción alguna. En cuanto a la
manera de narrar me parece acertada, con la que gana mucho más. El
director nos dice muchas cosas con la cámara. Utiliza muchos planos
detalle de manos, platos de comida que nos dicen lo que están sintiendo
los personajes sin necesidad de mostrar sus expresiones faciales. Y los
movimientos de cámara repentinos que hace en algunas ocasiones se
integran bastante bien, se nota que se dan por la mirada del personaje.
En otras ocasiones nos marea más. Como conclusión, es aceptable.
Mejoraría los aspectos del principio para darle mayor emoción y que no
fuera todo tan predecible.
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